Cada uno en su casita.
A salvo.
Todos a cubierto.
Tenemos suerte de haber nacido aquí y no en África (pobrecitos, ellos sí están mal. Les daremos arroz con una mano mientras escarbamos su tierra en busca de diamantes con la otra)
Se escucha ruido fuera. Pero es fuera.
Qué pena lo de Haití, ¿me pasas la sal?.
Explota una nuclear en Japón. Pobrecitos. Lo superarán porque son tenaces y educados (pero cuidado que no traigan su radiactividad aquí, lo dejarían todo perdido).
Los árabes se rebelan contra sus tiranos, ayudaremos a los que tengan petróleo (a todos no se puede, entiéndanlo).
Nuestros políticos nos roban, pero todos lo hacen (y para que roben otros, que roben estos que ya les conocemos, qué más da).
En Grecia están peor, pero tienen la dieta mediterránea.
Nuestro país se arruina por culpa de la especulación salvaje de los bancos. Démosles más dinero, los yates no son baratos.
Nos saltan las lágrimas viendo morir de enfermedades que tienen cura a niños de otro color en algún sitio caluroso y subimos la noticia a twitter desde nuestros iPads (obsoletos antes de sacarlos de su caja), fabricados con el metal responsable de guerras salvajes y de que mueran en algún sitio caluroso niños de otro color por enfermedades que tienen cura. Pásalo.
La cabeza que sobresale es la que se lleva los golpes. Bajemos las nuestras (con suerte el golpe se lo llevará el vecino)
La corrupción nos indigna mientras pensamos "donde vayas, de los tuyos tengas" (si buscas a alguien, yo tengo un amigo que te lo haría por la mitad).
Y mientras medio mundo muere de hambre, el otro medio se pone a dieta.
Si a los islandeses les ha hervido la sangre, con el frío que hace allí, ¿qué cojones nos corre a nosotros por las venas?
lunes, 11 de abril de 2011
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7 comentarios:
De horchata, me temo.
De horchata sería algo. Nos corre agua por las venas.
Ah ¿pero tenemos sangre? Porque nos hemos acostumbrado a ver esas cosas por la televisión, que da igual que estemos comiendo, en el sofá, es como si viéramos una película, parece que estemos inmunizados y no horrorizados que es como debiéramos estar.
Un saludo.
Es tan fácil ponerse a cubierto de la realidad. Es tan fácil salir de compras donde todo huele bien. Es tan fácil no darse de cuenta de los problemas de esta acera...
Es fácil. Igual que es mucho más fácil llevar un burro con burreras, mil veces más manejable y más cómodo.
Pero perdemos el derecho a quejarnos cuando miramos para otro lado, sistemáticamente, ante la más mínima dificultad. Queremos que todo nos salga gratis, hacer la revolución desde el sofá, salir a quejarnos en petit comité y pedir otra ronda más de lo mismo.
Nuestros mundos cada vez son más pequeños, más pobres. Vivimos anestesiados por la bonanza, obesos mentales con miedo a perder cualquier cosa menos la dignidad, que ya no sabemos en qué cajón la guardamos, si es que alguna vez la hemos tenido.
Sinceramente, me avergüenzo profundamente de mi sociedad, donde hemos hecho religión del nadar y guardar la ropa, pero sin alejarnos demasiado de la orilla.
En fin... esto no deja de ser una ración más del derecho al pataleo.
Una pena.
La vida es una mierda.
La vida, sacando a los tóxicos de ella, mejoraría bastante.
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