miércoles, 30 de julio de 2008

por los pelos

HOy, en mi vorágine preparadora de vacaciones, he decidido ir a adecentar mi cabellera.
He decidido cambiar de peluquería (en la mía, ultramoderna, me trataban con desprecio por el mero hecho de no parecer que me acaban de sacar a rastras de una "rave" politoxicómana...). Grave error.
He elegido una dejándome llevar por el aspecto del local (super-design-osea). El tipo me ha preguntado que qué quería hacerme, y le he dicho "yo nada. Para eso vengo aquí. Quiero que me cortes el pelo".
Su respuesta: "querrás también que te haga unos reflejos para taparte esas canas, supongo...". Mi respuesta, medio espantada: "¿¿qué canas??" (me ha faltado añadir "¿pero no ves que estoy en la flor de la vida, que soy casi púber, que mis pechos todavía miran desafiantes a la ontananza, que aún creo en el amor?? ¡YO APENAS TENGO CUATRO PELOS BLANCOS!"). Su respuesta, levantándome la primera capa de pelo y señalando con desprecio: "esas canas. tienes mogollón". Bien empezamos...
Me he mordido la lengua y he declinado la oferta amablemente. Prueba superada...
En la fase dos, me ha puesto un poncho de plástico nada favorecedor y me ha llevado al patíbulo del lava-testas. Bueno, esta parte me gusta... va, que todo se va a arreglar!
me moja la cabeza y me masajea el cráneo amablemente cuando, así, a traición, me ofrece utilizar un champú con suavizante "especial". Yo pienso rápidamente que si le digo que sí me va a poner una cantidad irrisoria y a cambio voy a pagar la botella entera... pero como mi voluntad se ha visto mermada por el tocamiento, le digo que sí, que me lo ponga, a lo que él contesta casi entre dientes "te hace falta..."
Eso sí, acto seguido y quizás para impedir que me levantase a partirle la cabeza con la ducha capilar, le ha dado a un botón que inmediatamente ha puesto mi sillón a vibrar -de verdad no sé aún con qué propósito...-.
Por supuesto, cualquier parecido de mi corte de pelo con lo que yo esperaba es pura coincidencia.
Yo me vuelvo a que me insulten en mi pelu de siempre!!
(El por qué los peluqueros me odian es algo que se escapa a mi entendimiento, como tantas otras cosas...)
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