sábado, 19 de diciembre de 2009

Y poco más.

No me visto jamás para la ocasión, aunque la pinten calva.
Nado y olvido dónde guardé la ropa. Sistemáticamente.
Me drogo con promesas sabiendo que no hay metadona que lo aguante después.
Pongo todos los huevos en la misma cesta de papel.
Vivo un palmo más allá del límite con el único propósito de molestar.
Salgo de noche a atropellar gatos pardos.
Robo en lugar de pedir.
Nunca respeté las tres horas de la digestión ajena.
Y no me creo, ni por lo más remoto, que siempre sea triste la verdad.
Tampoco me creo que sea verdad... ni que sea siempre.
(Eso sí, de vez en cuando no tiene remedio)

Si alguna vez..

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Fatalidad.

No hay mal que, por fin, no venga.
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