sábado, 28 de noviembre de 2009

Una vida basta.

-Me he equivocado contigo.
-Lo sé. Sabía que acabarías sabiéndolo.
-Me quiero equivocar. Contigo. Toda la vida.
-¿No preferirías acertar, aunque fuese por una vez?
-No sería yo. Y no sería contigo.
-Conmigo no acertarás jamás.
-Lo sé.

Su sonrisa no dió lugar a equívocos.

Momentontos.

Hace un par de semanas mi situación era la siguiente: tenía La Gripe (así, con mayúsculas... porque eso no fué "una gripe"...), y para animar el asunto, me desperté la mañana del sábado con un ojo inyectado en sangre -el derecho, para más señas-, y lo que calculo que podría haber ganado el concurso mundial al fuego en el labio más grande del mundo y parte del extranjero.
Supongo que debido a la fiebre, y a que pensaba que la parca me rondaba de forma inminente, decidí arrojarme a la calle a concederme mi último deseo: un pan de pueblo (¿?). Cosas más raras se han visto, oiga.
Compré el pan, y de vuelta a casa pasé por delante de una farmacia porque, así, de repente, recordé que se me habían acabado los condones.
Me pareció vital comprar más. Nunca se sabe (o sí).
Entré en la farmacia, mientras la farmacéutica, tras echarme un rápido vistazo, ya buscaba en su cajón frenadol y colirio. Sólamente para asegurarse, presumo (no sabéis lo que presumo... todo el tiempo presumo) me pregunto que qué quería.
Por supuesto, le dije que quería una caja de preservativos. Las otras dos dependientas, que antes me miraban de reojo, supongo que por mi aspecto cercano a la muerte, ahora ya me miraban con cierto descaro.
Ante tanta expectación, yo empecé a sentirme algo incómoda...
La farmacéutica me pregunta que si la caja la quiero de 6 o de 12, y yo le digo "de 12, claro...". Esta vez ya me miran las 3 fijamente, y a mí sólo se me ocurre decir a media voz "...es que así ya los tengo...".
Evidente: los compras=los tienes.

Yo calculo que los pensamientos de cada una de las 3 farmacéuticas debieron ser más o menos:

Farmacéutica 1: -Claro que los vas a tener. Te vas a aburrir de tenerlos..

Farmacéutica 2: -Debe ser su último deseo, pobrecica, utilizar su último aliento vital para echar 12 polvos seguidos.. Hasta que la congestión nasal los separe. A él de ella y a ella de la vida.

Farmacéutica 3: Debí estudiar algo de provecho. No sé... Bellas Artes. Quizás estoy a tiempo. Hoy.

En fin.
No me lo tengáis en cuenta.
O sí.
Nunca se sabe (bueno, a veces se sabe un poquito..).

El blanco de todas las miradas (de odio)

Ya está. Desisto. Hasta aquí hemos llegado... yo creo que ya he tenido bastante.
Hoy tiro la toalla, y no metafóricamente: hoy tiro la toalla color ala de mosca, que no consigo sacar a luz.
Me sale mucho más rentable comprar un ajuar nuevo cada vez que empiezan a coger ese desesperante color (de verdad, juro por la vida de mi Panchita que JAMÁS mezclo la ropa de cualquier color y la blanca... no entiendo mi vida!) que seguir probando absolutamente todos los blanqueadores del mercado, que me falta echarle a la colada un tubo de pasta dental como última y desesperada medida drástica.
Sí, amigos: soy el ama de casa más desastrosa de la historia.
Si alguna vez tengo hijos, perderé la custodia por ausencia de blanco puro (esto, seguro, está especificado en la convención de Ginebra -u otra bebida espirituosa de alta gradación- como tortura. Lo sé).
Y lo entenderé.
Y será justo.
Las cosas como son.
Básicamente, color ala de mosca.
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