viernes, 23 de noviembre de 2007
Anoche tuve un sueño
... que de haber tenido otro tipo de noche diría "anoche tuve un dueño" (desgraciadamente, no fué el caso).
Mi sueño era desconcertante. Lo resumiré porque sé que escuchar//leer sueños ajenos es un tostón: me liaba con Enrique Bunbury (nunca -hasta anoche- me había resultado especialmente atractivo... incluso, desde el desconocimiento, podría decir que me parecía pedante. Hasta anoche...).
Resumiendo, que me encontraba con él en una casa rural (¿?)(¿por qué? ni idea. Incluso le hice bromas con el cierzo, vaya usted a saber por qué!!). Iba de tio normal. Nos caíamos bien, la cena iba subiendo de tono y de grados alcohólicos hasta el punto en el que empezamos a tontear, él se abre la camisa y tiene una cicatriz que le cruza el pecho en canal. Entonces se echa un chupito de vodka por el pecho y muy educadamente me pide que le lama la cicatriz...
Yo no sé qué he hecho con mi vida para que en un sueño erótico yo acabe chupando una cicatriz en el pecho de Bunbury (que me pareció un tipo estupendo, oiga).
No cuento más detalles, pero anoche, aunque sólo fuese de forma onírica, yo tuve un dueño.
Operado a corazón abierto... puede ser.
Roquero extraño... también.
Pero me lo pasé bien.
Fíjate.
(me fijo)
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