jueves, 12 de agosto de 2010

GRACIAS.

Por jugar siempre en mi equipo.
Por enseñarme que lo más importante es el amor.
Por ser la persona más generosa que he conocido.
Porque sólo esperaste de mí que fuese feliz.
Por sentir que nunca he tenido que ganarme tu cariño.
Por haber tenido una paciencia infinita conmigo.
Por las veces que subimos al monte en camión por un camino de cabras simplemente porque me querías ver reir.
Por haberme dado la mejor infancia del mundo, a tu lado.
Por no haber sentido jamás que te decepcionaba, ni siquiera cuando me he equivocado.
Por tener siempre una sonrisa a punto para mí.
Por coserme a besos.
Por querer ser como tú.
Por esperar parecerme a tí.
Por querer enmarcarte el resguardo de mi título.
Por enseñarme a conducir.
Por enseñarme a perdonar.
Por haber tenido que consolarte cuando me rompí yo la pierna.
Por decirme que jamás te he dado un disgusto.
Por enseñarme sin dar una sola lección que hay gente buena.
Por las veces que me acompañaste en el coche con la llave de cambiar ruedas en la mano"por si pinchaba.."
Por haberme querido con toda tu alma.
Porque te voy a echar en falta el resto de mi vida.
Por haberme dado tiempo a llegar a tiempo de verte abrir los ojos para mí y esbozar una apenas apreciable sonrisa.
Porque lo último que me dijiste es que las alcachofas debía plantarlas en agosto.
Porque lo último que te escuché fué mi nombre.
Por poder estar a tu lado estos 34 años.
Por todas las veces que me contestaste al teléfono con un "¿cómo está mi chica?"
Por tu incondicionalidad.
Por ser el protagonista de mis mejores recuerdos.
Por sentir que en tu corazón cogemos todos.
Por bajarme la luna y atármela con un hilito a la mano cada vez que te has recuperado.
Porque jamás me reprocharte nada.
Porque jamás me disgusté contigo.
Porque haberte conocido es el mayor regalo que he podido tener nunca.

Por todo eso, no puedo más que decirte: Gracias, llallo.
Te voy a echar de menos.
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