Me quedé ronca de tanto pedir disculpas,
tantas veces me equivoqué.
Ahora, con la voz quebrada,
sólamente me alcanza para cantar boleros
(y algún tango).
Si no me escuchas bien,
acércame a la boca el corazón.
A veces pasa,
es cosa de la mala acústica
que necesite borrar la distancia
entre mi "lo siento" y tu perdón.
sábado, 19 de junio de 2010
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