miércoles, 4 de junio de 2008

Malotes


El por qué me atraen tanto los malotes es una cosa que debería hacerme mirar (...sí, lo sé... que ya que voy a hacerme mirar lo de mi atracción por "el lado oscuro", no perderé el viaje y me miraré también el resto de mis taras, que siiiii...).
En fin. Estoy predestinada a beber los vientos (que no es el nombre de una ginebra nueva, aunque ahí arrojo la idea para quien la quiera recoger) (¿qué bebes? Los vientos. Siempre... ¡qué preguntas!) (¿que qué pregunto? ¡que qué bebes!) (¿qué te pongo? -¿¿que me pones...??- ponme un copazo de Los Vientos. Doble. Y ponmelos, que no linmones) (acabo de entrar en un buclé espacio-tiempo absurdo. Aunque más absurdo sería entrar en un buclé castaño-claro) por tipos difíciles que no solo no evitarán que no me caiga, si no que me dará el oportuno empujoncito definitivo... eso sí, con ironía. De la fina. Fironía.
Me pone la inteligencia en su versión más cáustica.
Litros y litros de ironía. Litronía.
Dios, esto no hay quien lo pare. Paronía.
Ay.
¿En tu House o en la mía?
(Me encanta)
(Por supuesto...)
(Aysh)
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