lunes, 28 de junio de 2010

ERROR FATAL.

Pues aquí estoy, un verano más, enfrentando (nunca mejor dicho) la realidad playera que me escupe (nunca mejor dicho) el espejo con la idílica imágen mental que de mi escultural cuerpo había creado mi benevolente mente.
Claro está, que Botero también esculpe, pero yo hablaba de algo pelín más estilizado (a ser posible, y si no molesto a nadie).
Vistas las fechas que son y la temperatura exterior (más o menos la sensación térmica es de 180º), a la operación bikini no llego ni de coña. No a la de este año, vaya.
Buenas intenciones no me han faltado... tan buenas como equivocadas, porque mi lógica aplastante me dice que si algo me apetece es porque mi cuerpo me lo pide... y si me lo pide, y partimos de que el cuerpo no piensa y no puede ser suicida, debe de ser molón y proporcionarme El Bien. Error número uno.
El error número dos ha sido elegir al coco como fruta de cabecera, así es que cada vez que me quería saciar (de comida, hablamos), comía coco como si se me fuese la vida en ello. Si a los de Supervivientes les funciona, y vuelven como la hermana delgada de Kate Moss... debe de ser poco calórico. ERROR INMENSO NÚMERO DOS.
También, en mi demencia dermoestética, le atribuí propiedades adelgazantes a mi querida horchata. Total, la chufa es un vegetal, Y LO VEGETAL MOLA... y... ¿qué era lo otro que llevaba...? agua... Y EL AGUA ES ESTUPENDA!
Se me pasó por alto el pequeño detalle de EL TERCER INGREDIENTE: AAAAASÚCAAAR!!!
Este año se va a asomar a la playa Rita.
Y por el bien de todos espero que no sea mi alcaldesa, porque podrían quedar ciegos los niños.

Como nutricionista no tengo precio.
Literalmente.
Al final sólo podré comer bocatas de ensalada, ya verás...

Pan

Pánico:
Miedo extremo y desmesurado a los carbohidratos.
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