domingo.
noche.
una suave brisa se cuela por el balcón, con el único propósito aparente de saltar segundos después por la ventana de la cocina.
de camino, como por casualidad, como si no le importase lo más mínimo, acaricia la piel que la escasez textil impuesta por el verano deja al descubierto.
me quedo inmóvil, como por casualidad, como si no me importase lo más mínimo... pero no puedo evitar esbozar una media sonrisa dibujada por el placer al primer roce.
De nuevo, el viento disimula mejor que yo su indiferencia.
lunes, 27 de julio de 2009
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2 comentarios:
Es que el viento es un pasota. Pasa por aquí, pasa por allá, lo remueve todo y no dice ná.
El Bosé si que sabia... Aquello de: "... yo, seré, el viento que vá... " Ahora lo pillo
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