Era una historia que no iba a ningún sitio.
Era la crónica de una muerte anunciada. Todos me lo dijeron.
Era un relato corto que se alargó demasiado.
Era algo inviable.
Era inevitable.
Era dañino.
Era emocionante.
Era desquiciante.
Y, de repente, la historia se puso a caminar a toda máquina hacia un sitio muy concreto.
Mi historia iba a toda leche rumbo a la mierda.
Y no me alegré -en absoluto- de que, por fin, caminase hacia algún lado.
No era una buena historia.
Pero era mi historia.
Y la echo de menos un ratito cada dia.
O dos.
No me gusta que mi "es" se convierta sin avisar en un "era".
Ni si quiera me gustaría aunque me hebiese avisado.
Los tiempos verbales no tienen sentimientos.
lunes, 6 de agosto de 2007
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2 comentarios:
Lanita, me ha parecido estupendo tu relato, poesía, soneto o lo que sea.
Tanto y me ha sonado tanto, tanto monta monta tanto que, si yo tuviera la pluma ágil, lo habría escrito igual.
Enhorabuena.Te lo puedo copiar?
HOla!
Muchas gracias, Quino.
Me lo puedes copiar con tu pluma ágil cuando quieras.
te paso mi número de cuenta para el tema de los derechos de autor...?
:-)
(me gusta que te guste!)
(¿así es que te suena mi historia?)
(mmm...)
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