Un otoño en el que mi alma se cayó, al tiempo que las hojas.
Un invierno en el que nada me abrigaba.
Una primavera de celofán.
Y, de nuevo, el pegajoso verano en el que, rechinando los dientes, te dije adiós.
Y cada día, en cada cosa, me haces falta.
No me acostumbro a tu hueco.
Tu chica.
lunes, 15 de agosto de 2011
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