Se enamoró perdidamente
del sonido de su propia voz.
Un día reunió el valor suficiente
y se preguntó
-al oído-
si quería estar con él
toda la vida...
(...)
Suspiró, y hastiado,
pidió zumo de naranja para dos.
Otra vez.
domingo, 14 de marzo de 2010
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6 comentarios:
Parte dos, normal. Me vences y convences, Lanita, eres mi ídolo.
Y, además, citando a José Antonio Marina. Muuuuaaaa.
segundas partes nunca fueron tiernas...!
Me gusta convencerte, Isabel.
Feliz don mingo!
.-)
La bipolaridad es lo que tiene...
jajajajajjajjja!!!
Que se lo digan, si no, al explorador Amundsen, que llegó tarde al bi-polo sur... (llegó antes su doble personalidad).
Hola! Al tiempooooo!
Vengo de revisar el manifiesto de cutreartistas y encontré un comentario nuevo tuyo de noviembre, muchas gracias por dejar un comentario!! La verdad que estoy de acuerdo en todo, al artista se le tiene idealizado desde fuera, las peores teorías son las de que somos vagos o no valíamos para estudiar y de ahí hasta que hacemos lo que queremos... Yo la verdad reivindico un poco lo de hacer lo que queramos, y así mejorar todo lo que nos sea posible como persona y artista, a evolución no es posible en ningún ambito sin experimentación, así que es obligado exponer y hacer, hacer y exponer....
En Valencia es posible que pronto hagamos algo ya te comentaré, y finalmente decirte que tu blog es de una estética genial, me ha encantado y además escribes muy bien! Artista!
Es que este hombre es un "perepunyetes".
¡Que se beba el zumo ya y deje de dar la brasa! ;·)
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