La ví.
Me enamoré.
Lo nuestro no pudo ser. No era el momento.
Pasó el tiempo.
Nos perdimos.
Nunca la olvidé.
Olvidé su nombre.
Traté de encontrarla.
Pasó el tiempo...
... Y por fin... volvió a mí, tan naranja, tan bonita como la primera vez que la ví.
Me enamoré (de nuevo).
Nunca compraría una mochila para mi Mac que no fuese ella.
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12 comentarios:
Ciertamente, tu amor es demasiado frágil. Orita amás un tutu, orita una motito, orita unos patines, orita unas chancletas, orita una mochila...o será que es demasiado amor por las cosas?
Nunca me fié de las cosas naranjas (así nos fué en el Mundial 82)
Y cuando dices Mac te refieres a Martin Macfly ¿eh, eh, eh?, mira que te pones melancólica y viehuna...
Dios... ¿qué tienes, 300 años?
A una valenciana no le denostes el naranja, que te puede hacer explosionar...!!
Pequeño narcolépsico, mi amor no conoce límites... incluso me amo yo...!
Narcolépsico!!! Qué tipo de injuria es esa???
Jojojo... hace años que tengo una. En negro, eso sí. Te la vendo!
No sabía que aún las hacían.
El "anónimo" soy yo... no vaya a ser que se la compres y se lleve él la pasta.
Mmmmm... ¿y mola? ¿es cómoda?
Sácame de dudas...
Eres un pijo redomado, Mia...!
Me debes una visita a mi city; tráetela y fem negossi!
De lo más cómodo en mochilas para la espalda, incómoda para el día a día si llevas muchas cosas esparcidas en su interior. Algo pesada pero para ir en moto, lo mejor.
Pero si me la compras, es la mejor que puedas hallar en el mercado.
Pareces catalán...!
¿y en qué estado la tienes? ¿y cuánto?
Pues no sé porqué pero tiene pinta de clavarse en la espalda al cabo de un ratito.
Mia, ya me dirás en qué estado (impecable, impoluta, siempre en garaje) la tienes, y qué cantidad de parné quieres a cambio...
I'm interested in!
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