No, nunca es lo mismo entrar que salir... aunque la puerta sea exactamente la misma. Salir duele. Bajar duele más... Y caer por el hueco de esa escalera, ni te cuento.
Lanita, bienvenida al club de las dinamiteras. El orden de los factores puede dinamitar, inclusive, el Vaticano (y lo bien que estaría). Una cronología mínimamente equivocada de movimientos arrastra al naufragio a una pareja. ¿A quién le gusta que le hagan hoy un regalo que esperaba ayer? El orden debería conciliar la existencia de un deseo y la vocación simultánea de satisfacerlo, con leves variaciones. Sino, es un tedio y ya voy sacando la dinamita. Un abrazo en espiral.
11 comentarios:
En este caso es posible. No es lo mismo entrar que salir. Buenoo..., depende de las circunstancias y de las personas.
Esa escalera es hipnótica.
No, nunca es lo mismo entrar que salir... aunque la puerta sea exactamente la misma.
Salir duele.
Bajar duele más...
Y caer por el hueco de esa escalera, ni te cuento.
Siempre dependerá también de a dónde vayas y de dónde vengas.
Hombre... si intentas bajar esta escalera resbalándote por la barandilla, como que al llegar al final te ha cambiado la voz, sí.
¿voz?
si bajo resbalando esa barandilla me da que consigo hacer migrar todos los órganos internos de mi cuerpo!
Que escalera más coqueta para entrar y salir
es una escalera preciosa, sí.
Pero prefiero subirla que bajarla...!
"Se sube y se baja
siempre por la misma escalera.
El orden (entiéndase proporción, dimensión o tamaño considerable) de los escalones
dinamita mis piernas."
pues si subieses las mías, te las amputaban al llegar arriba..!
.-))
Extraño equilibrio el de tus palabras, siempre. Entre el haiku, el verso revelador y el eslogan impactante.
Lanita, bienvenida al club de las dinamiteras. El orden de los factores puede dinamitar, inclusive, el Vaticano (y lo bien que estaría). Una cronología mínimamente equivocada de movimientos arrastra al naufragio a una pareja. ¿A quién le gusta que le hagan hoy un regalo que esperaba ayer? El orden debería conciliar la existencia de un deseo y la vocación simultánea de satisfacerlo, con leves variaciones. Sino, es un tedio y ya voy sacando la dinamita. Un abrazo en espiral.
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