No me visto jamás para la ocasión, aunque la pinten calva.
Nado y olvido dónde guardé la ropa. Sistemáticamente.
Me drogo con promesas sabiendo que no hay metadona que lo aguante después.
Pongo todos los huevos en la misma cesta de papel.
Vivo un palmo más allá del límite con el único propósito de molestar.
Salgo de noche a atropellar gatos pardos.
Robo en lugar de pedir.
Nunca respeté las tres horas de la digestión ajena.
Y no me creo, ni por lo más remoto, que siempre sea triste la verdad.
Tampoco me creo que sea verdad... ni que sea siempre.
(Eso sí, de vez en cuando no tiene remedio)
sábado, 19 de diciembre de 2009
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9 comentarios:
Me quito la goma de la coleta, sacudo el cabello cano y brindo contigo por este texto maravilloso, Lanita. Perfecto de principio a fin. Cuna de contradicciones. Me gusta. Una de cal y otra de arena. Siempre en guardia, Lanita.
Esa soy yo, la contradicción llevada al extremo, la incoherencia honesta como forma de vida... ¿ves?
otra contradicción.
Gracias, Isabel... pero leyendo tus textos me dan ganas de quemar los míos!
He visto tu comentario en una entrada mía antigua. Te he respondido allí, pero lo mismo te lo traigo a tu casa:
Lanita, quien ama de veras nunca pierde. Puede que, al principio, el sufrimiento nos haga creer que fue en balde. Pero el amor nunca cae en saco roto. El amor que damos son acciones que invertimos en nosotros mismos, que no te quepa duda. A quienes les sobre nuestro amor, allá ellos: que resten puntos en su cuenta de la vida.
Besos.
Empiezo a estar totalmente de acuerdo contigo... cada vez más.
.-)
un gusto leerte, aquí y allá, Isabel.
A mi me encantaria escribir como vosotras,Lanita e Isabel.un placer leeros un saludo y Feliz Navidad
Así no se puede no ir por la vida.
Así me va (o no).
Muy chulo. Tiene, si me lo permites un toque Sabinesco (dícese de Sabina) será por lo que tanto me ha gustado.
Te lo permito, claro...!
Faltaría menos (que ya se sabe que es más).
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